Industrializacion de Estados Unidos



industrializacion de estados unidosEntre comienzos de la década de 1780, al finalizar la Guerra de la Independencia, y 1914, al estallar la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos pasaron de ser un país con una población reducida, distribuida en un extenso territorio, a ser la nación con el mayor ingreso per cápita del mundo y el país industrial líder, superando a Gran Bretaña desde fines del siglo XIX. Entre 1896 y 1900, los Estados Unidos generaron el 30% de la producción industrial mundial, mientras que en ese periodo a gran Bretaña le correspondía el 20%, y a Alemania, el 17%.

LAS ETAPAS DE LA INDUSTRIALIZACION NORTEAMERICANA

La economía y la industria crecieron en forma sostenida en el transcurso del siglo XIX, aunque con más celeridad después del fin de la guerra civil (que se libró entre 1861 y 1865). El promedio anual de la tasa de crecimiento del producto per cápita fue del 1.3 % hasta la guerra, y del 1.8 en la etapa posterior.

El proceso de industrialización se vio favorecido por la disponibilidad de recursos naturales y por la existencia de un inmenso mercado interno, con un extraordinario aumento de la población, que paso de menos de 4 000 000 de habitantes en 1790 a 90 000 000 en 1910, gracias a la inmigración masiva y a las altas tasas de crecimiento vegetativo.Además, estos factores se combinaron con un proceso constante de innovación tecnológica y organizativa, que les otorgó a los Estados Unidos fuentes ventajas frente a sus competidores europeos.

En esta etapa colonial, la economía norteamericana era fundamentalmente agraria: en el norte, predominaban las explotaciones agrícolas familiares, y en el sur, las grandes plantaciones esclavistas. La producción industrial era limitada, y se llevaba a cabo en unidades domésticas o en talleres artesanales.

La situación comenzó a cambiar con la revolución de la independencia, que libero al territorio del mercantilismo británico y le dio la estabilidad política necesaria para la expansión comercial. Entre finales de la década de 1780 y 1920 transcurrió una etapa en la que el historiador North denomina «primeras tentativas industriales», el cual fue un periodo en el cual la producción industrial se expandió.

El «boom» del algodón contribuyó al desarrollo de la actividad comercial, del transporte y del sistema financiero, y a la acumulación de capitales, además de proporcionar la materia prima para el sector más dinámico de la industria.

El desarrollo industrial y la difusión del sistema de fábrica se vieron estimulados por la construcción de los ferrocarriles, que comenzó en 1830 y se aceleró a partir de 1840. En el periodo 1840 – 1860, la industrialización se basó, sobre todo, en la producción de bienes de consumo, en primer lugar la de textiles de algodón, seguida por la del calzado y el cuero, la del hierro y la de las maquinas.

La industria textil género fuertes eslabonamientos hacia atrás y hacia adelante. En el primer caso, impulsó la fabricación de maquinaria textil, que comenzó temporalmente, en la década de 1810. Las fábricas de maquinaria textil fueron el punto de partida para el desarrollo de la industria mecánica, ya que dieron origen a establecimientos dedicados a la fabricación de otro tipo de bienes, desde máquinas – herramientas hasta locomotoras. Hacia adelante la industria textil derivó en la industria del vestido, que ocupó un lugar relevante en la expansión manufacturera.

El período que va de 1860 a 1914 fue la etapa de afirmación de los Estados Unidos con o nación industrial; en este lapso, se profundizaron las transformaciones estructurales que se habían iniciado en las décadas anteriores. La industria incrementó su participación en el producto nacional, a expensas de la agricultura, y el proceso de urbanización de aceleró. Mientras que entre 1860 y 1910 la población rural se multiplicó por 7.

El mercado interno se amplió considerablemente gracias al crecimiento de la población, y se convirtió en un mercado de masas cómo consecuencia de la extensión de la Red ferroviaria y de la difusión del uso de telégrafo.

En esta etapa hubo cambios notables en la estructura de la industria, y el liderazgo pasó de los sectores productores de bienes de consumo a los productores de bienes de capital. Al igual que Alemania, en las últimas décadas del siglo XIX los Estados Unidos fueron uno de los centros de la segunda Revolución Industrial.

Junto con la expansión y la transformación de la industria, hubo variaciones en su distribución regional, declinando el peso relativo del nordeste a favor de la zona de los Grandes Lagos, que fue el principal área productora de hierro y acero, y, más tarde de la industria automotriz.

Por el volumen de su producción, en 1914, los Estados Unidos eran el país más industrializado del mundo, y su ingreso per cápita era mayor que el de cualquier otra nación.

LA POBLACIÓN, EL MERCADO INTERNO Y LOS RECURSOS NATURALES

A Diferencia de los países europeos, la industrialización de los Estados Unidos en el siglo XIX se basó casi exclusivamente en el mercado interno.

El gran aumento de la población en el siglo XIX se debió a una elevada tasa de crecimiento vegetativo, pero, sobre todo, a la inmigración europea, que comenzó en los años veinte y se fue incrementando en las décadas sucesivas, alcanzando su pico en los 10 años anteriores a la Primera Guerra Mundial. Entre 1820 y 1920 se radicaron 25 000 000 de inmigrantes, provenientes de Europa del Norte, del Este y del Sur.

Además de la población en constante crecimiento, los Estados Unidos tenían una dotación privilegiada de recursos naturales. Poseían vastas tierras fértiles y excepcionales recursos minerales en oro, hierro, carbón y petróleo. Contaban, también, con abundante madera y recursos de agua en las primeras zonas industriales, lo que permitió obtener energía barata antes de que comenzara la explotación del carbón.

LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA

El constante proceso de innovación tecnológica y organizativa es otro de los factores que explican los altos índices de crecimiento. De la economía norteamericana y la expansión de su industria a lo largo del siglo XIX.

John Habakkuk elaboró una interpretación en la que sostiene que el alto costo del trabajo y la escocés de elasticidad en su oferta en los Estados Unidos fueron el factor determinante para la adopción de tecnología que permitiera ahorrar mano de obra.

La fabricación de bienes finales mediante el sistema de piezas intercambiables (que formó parte del «American system») otorgó ventajas la producción norteamericana de máquinas – herramientas, que fue, a su vez, uno de los factores que impulsaron el avance industrial en el siglo XIX.

Hasta fines del siglo XIX, los principales aportes de los Estados Unidos se dieron en el campo de la tecnología, mientras que el avance científico continuó generándose en los países europeos, sobre todo, en Alemania. A partir de comienzos de este siglo, esta situación empezó a modificarse.

La competitividad de la industria norteamericana no fue producto sólo de la innovación tecnológica, sino también de la innovación organizativa. En las primeras décadas del siglo XIX, el «American system» se difundió más allá de sus fronteras, y sirvió de modelo para la organización de las grandes empresas industriales europeas.

LA REVOLUCIÓN DE LOS TRANSPORTES

A comienzos del siglo XIX, el elevado costo del transporte interior limitaba la posibilidad de explotar los recursos naturales del territorio. Además, a diferencia de.los países europeos, las distancias entre las regiones eran muy grandes, lo cual dificultaba el establecimiento de comunicaciones por vía terrestre.

En las primeras décadas del siglo XIX, la vía de comunicación por excelencia fueron los ríos y los canales. En 1830 se inició la construcción de los ferrocarriles. En una primera etapa, ellos no alteraron de forma sustancial las rutas o los medios de transporte existentes, pero la situación comenzó a cambiar a partir del primer «boom» ferroviario, a finales de la década de 1840 y principios de la década de 1850.

EL IMPACTO DE LOS FERROCARRILES

El tema del impacto del ferrocarril en la industrialización norteamericana ha dado lugar a fuertes controversias. Robert Fogel, argumento, a partir de un análisis cuantitativo, que no existió una relación de causalidad entre la construcción de los ferrocarriles y el desarrollo económico, y que su función pudo haber sido desempeñada por los sistemas de transporte fluvial preexistentes.

Alfred Chandler discrepa de Fogel, y enfatiza el papel de ferrocarril – junto con el telégrafo – en la integración de un mercado de masas, gracias a la disminución de los costos del transporte y al incremento de la velocidad de la distribución.

LAS EMPRESAS Y LOS EMPRESARIOS

Otro de los grandes temas en la historia de la industrialización norteamericana ha sido el del papel que debe atribuirse al factor empresarial, y en particular, en que medida la existencia de empresarios innovadores fue una de las condiciones que posibilitaron el desarrollo económico.

El enfoque de Chandler se centra particularmente en la gestión de lo que denomina «la gran empresa moderna»; analiza cómo las grandes empresas pasaron a dominar la economía norteamericana a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Las grandes empresas modernas nacieron en diversas ramas de la producción: industrias de producción en Gran escala mediante procesos continuos (refinación y destilación, bienes de consumo masivo), industrias de fusión y primera elaboración de metales, industria metal mecánica (maquinarias producidas en gran escala a través del sistema de piezas intercambiables).

La forma de propiedad característica fueron las sociedades anónimas, y la principal fuente de financiación fue el mercado de capitales, en el que los bancos de inversión tuvieron un papel destacado.

El modelo más acabado de organización científica de la producción a comienzos de este siglo fue el de la empresa Ford, en la que en 1913 se implantó por primera vez la cadena de montaje.

LAS REGIONES Y LA INDUSTRIALIZACIÓN

El desarrollo industrial se concreto en la región del nordeste, que mantuvo su primacía a lo largo de todo el siglo XIX. La primer zona industrial fue la de Nueva Inglaterra, el principal centro de desarrollo de las industrias textil y mecánica hasta la década de 1860.  En esta etapa Nueva Inglaterra fue la zona más poblada urbanizada, y la que disponía de mejores servicios comerciales y financieros.

Las otras dos grandes regiones del territorio, el sur y el oeste, fueron, en esencia, productoras agrícolas. Ambas abasteciendo a las industrias y a las poblaciones del nordeste, y fueron mercados de consumo para la producción industrial del norte.

Fuente:

María Inés Barbero. (2001). Historia económica y social general. México: Macchi.

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